miércoles, 3 de octubre de 2012

Libro testimonial “Milagro en la mina” se lanza simultáneamente en español e inglés.


Atrapado a 700 metros de profundidad y padeciendo el encierro más largo en la historia mundial de la minería, José Henríquez hizo acopio de toda su fe para creer que Dios haría posible el milagro de su rescate y para infundir ánimo y esperanza en sus 32 compañeros. Su fe fue recompensada y José no sólo sobrevivió a la experiencia sino que también ha encontrado en los angustiantes hechos del derrumbe de la mina de San José, al norte de Chile, una oportunidad para compartir sus convicciones con otros.

Poco más de un año después de este suceso que conmovió al mundo y movilizó a rescatistas de varias naciones, José visitó recientemente varias capitales de América para promocionar su libro titulado Milagro en la mina.

Además de narrar todos los hechos que se desencadenaron con el derrumbe de la mina, aquel 5 de agosto del 2010, Henríquez hace una reflexión de la forma como su fe le ayudó a él y a sus compañeros a superar los momentos difíciles que se vivieron  durante los 69 días de aislamiento bajo tierra, especialmente en los primeros 17, pues no tenían forma de comunicarle al mundo que estaban enterrados pero vivos.

La llama de la esperanza se encendió cuando lograron hacer llegar el histórico papel que declaraba “estamos bien todos los 33” y se avivó definitivamente cuando las primeras sondas de los rescatistas les proveyeron agua, alimentos y un canal de audio y video para comunicarse con sus angustiados familiares.

Aunque el pronóstico inicial no era muy alentador y se  habló de que el rescate se lograría con dificultades y  luego de varios meses, Henríquez tuvo la convicción de que Dios tenía su mano en el asunto: “Me di cuenta de que Dios no había considerado ningún costo demasiado alto con el objetivo de liberarnos”.

“Milagro en la mina” profundiza no solo en los trepidantes detalles del rescate sino también en la forma como los vínculos emocionales entre los compañeros de tragedia se fortalecieron con las constantes palabras de fe y ánimo que les infundía “el pastor” como aún es conocido entre sus amigos José Henríquez.

«Nunca pensé que predicaría en una mina. Dios hizo esto por mí porque así es como él nos rescata para darnos nuevas oportunidades», comenta José quién ve en los hechos de la mina y en toda nueva oportunidad que se le presenta un buen motivo para referirse a Dios.

Aunque el 13 de octubre del 2010 terminó la epopeya para los 33 mineros, para José Henríquez empezó un nuevo ciclo de vida en el que puede compartir mucho más que su testimonio. La experiencia que puso a prueba su fe lo ha fortalecido para llevar un mensaje de esperanza a muchas personas que viven en otros tipos de encierro y para quienes el rescate de Dios es la única esperanza para volver a ver la luz.

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