miércoles, 3 de octubre de 2012

Redes sociales

Campos fértiles paras sembrar esperanza.


Internet y sus tecnologías asociadas, que han hecho inexistentes las distancias en materia de comunicaciones, son vistas por muchos como responsables de un paradójico distanciamiento en las relaciones humanas, pues se afirma que la calidez y el contacto se pierden en la complejidad de las redes cibernéticas.

Sin embargo, en difíciles horas de prueba para la humanidad como el reciente desastre en Japón, estas tecnologías han demostrado que pueden ser todo lo contrario. La prensa mundial han reseñado cómo ante el colapso de la telefonía y el bloqueo de las carreteras, redes sociales como Twitter y Facebook se han convertido en la mejor forma de estar en contacto, convocar la solidaridad y hasta transmitir ánimo y aliento.

Si bien es cierto que muchas de las variables de la comunicación presencial, como los gestos o el lenguaje corporal, se esfuman en las plataformas electrónicas, la capacidad que tienen de transmitir y generar emociones sigue siendo enorme. Con menos de 140 caracteres (la capacidad máxima de cada mensaje en Twitter) es posible llevar de la incertidumbre a la euforia a una persona que espera noticias de su familia desaparecida y de la cual recibe un emotivo "estamos bien".

Como lo reseña el portal FayerWayer.com, el impresionante flujo de "twiteos" que sobrevino al sismo japonés superó los 1.200 mensajes por minuto. En este notable volumen de información se destacan desde luego las peticiones de búsqueda de familiares y esperanzadoras líneas que anunciaron muchas supervivencias. En esta auténtica ola informática de esperanza, que le hizo frente a la marejada de la muerte, se destacó el llamado de muchos internautas a través de la etiqueta #prayforjapan, con la cual se dio paso a una gran cadena de oración por los habitantes de la isla.

Facebook también ha servido a propósitos humanitarios como sucedió luego del devastador terremoto de Haití en el 2010. Muchos perfiles y páginas de esta plataforma se convirtieron en escenario de aliviadores encuentros aunque también de dolorosas confirmaciones. Separados por muchos kilómetros de distancia e incapaces de dar un abrazo real, miles de personas optaron por grabar sentidos mensajes en video o en audio que esta reconocida red social permite reproducir. Así fue posible llevar, con un impacto que no se esperaba, consuelo y fortaleza a muchas personas que declararon sentirse menos solas y más respaldadas gracias a estos mensajes.

Tales hechos, que son objeto de interesantes estudios y debates en diferentes ámbitos de las ciencias sociales, ponen de manifiesto que pese a las limitaciones y a la naturaleza de los medios electrónicos las posibilidades de cargar de emotividad y valor a los mensajes sigue residiendo mayormente en quienes los emiten y en quienes los reciben.

Por esta importante razón, las redes sociales, como todas las tecnologías de la información y la comunicación, no deben ser valoradas como buenas o malas en sí. Mientras se tenga equilibrio en su manejo y siempre esté claro que son un medio y no el fin, será posible aprovechar lo mejor de su potencial para fortalecer los vínculos entre las personas.

Tocando vidas en la red

"Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno" (1a. de Tesalonicenses 5:21 NVI) es un buen consejo de la Biblia en esta materia para todos los cristianos, quienes además de encontrar en la tecnología nuevas oportunidades para estrechar sus relaciones y hacerlas más significativas, también pueden descubrir nuevos escenarios en los cuales es viable compartir su fe.

Mientras los estrategas del mercadeo ya tienen claro cómo usar a las redes sociales para posicionar marcas y obtener la fidelidad de sus clientes, los creyentes también pueden "posicionar" entre sus contactos buenas nuevas de esperanza, llevadas a través de textos cortos en los que brillan valores y frases relevantes que pueden llegar cuando más se necesitan.

En las plataformas como Facebook, que permiten la publicación de mensajes en tablones o muros virtuales, podemos compartir una canción que exalta alguna virtud o un conmovedor video que dé testimonio de una vida cristiana ejemplar.

En el caso de twitter, donde la brevedad es la norma, es posible darle a los seguidores mucho en qué pensar a través de frases memorables o citas de la Biblia que pueden convertirse en una oportunidad para la reflexión y el cambio.

Esas palabras, aparentemente perdidas en el caudaloso río de la información que circula en internet, son en realidad semillas que pueden germinar en el momento menos pensado. Quienes las reciben y especialmente las personas que han sido golpeadas por la tragedia y el dolor, pueden abrir sus corazones "al gran mensaje" de vida y salvación que sólo espera mensajeros entusiastas dispuestos a anunciarlo.


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