Pese a la distancia y al tiempo, las relaciones de
pareja pueden prevalecer
Grandes exigencias de la vida profesional o
circunstancias inesperadas pueden hacer que un matrimonio deba enfrentar
periodos considerables de separación. Aunque éste no es el ámbito natural y
deseable para la relación matrimonial, sí es posible, de común acuerdo,
adaptarse a las circunstancias y fortalecer el amor para que la pareja supere
el reto. Fe, confianza y la genuina intención de que la separación sea lo más
corta posible son una excelente base para sobrellevar una relación en la
distancia.
Luego de casi un
año sin trabajo, Hernando asistió a una entrevista laboral que lucía
prometedora. Tenía la primera opción para quedarse con la vacante y todas las
señales le indicaban que le había caído bien a su entrevistador. Su experiencia
como administrador lo hacía el hombre ideal para asumir el reto. Sin embargo,
cuando todo parecía ir de maravilla, Hernando supo que su nuevo trabajo lo
llevaría lejos de la ciudad, a un lugar donde no era posible trasladarse
con su familia. Casi en la quiebra total
y temiendo que pasara más tiempo sin conseguir una oportunidad así, Hernando y
su esposa decidieron tomar la oferta de trabajo, aunque significara estar
separados por largos periodos y durante un tiempo indefinido. Necesidades
sentidas como las de Hernando y su familia o hechos desafortunados como la
forzosa separación que deben afrontar los condenados a prisión y sus parejas,
son una dura prueba para el amor que infortunadamente, en muchos casos, se
quiebra ante el peso de la distancia y la soledad.
No obstante, aunque
es una circunstancia nada deseable, el testimonio exitoso de muchos matrimonios
que han salido vencedores, apoyados en su fe y en la solidez de sus votos, dan
esperanza a aquellas parejas que desean mantener su unión contra viento y
marea.
Seguridad en la relación y sí mismos
Ante el hecho de no
poder estar juntos por tiempos prolongados, muchas personas ven aflorar miedos
relacionados con la seguridad y confianza que tienen en sí mismos y en su
pareja. Los temores relacionados con el futuro de la relación y hasta la
infidelidad pueden tornar la espera en un vivir angustiante. Por eso, antes de
iniciar esa etapa crucial de sus vidas es fundamental que los esposos tomen su
tiempo para resolver asuntos pendientes
que con la distancia y el tiempo pueden generar fisuras en la confianza mutua. Vale
la pena, en muchos casos, ponerse en manos de un consejero que ayude a expresar
los miedos que hay al respecto y con quien se puedan dilucidar los pactos y los
acuerdos a los que llegará la pareja a fin de brindar confianza y establecer una
base sólida de esperanza, desde la cual aguardarán por el feliz momento de
estar juntos de nuevo. Parte de esa preparación, consiste en que juntos puedan
abrir sus corazones y permitirle al otro saber sus expectativas y el margen de
tolerancia hasta el cual pueden llegar, en términos de espera, antes de que su
situación se normalice. Esta claridad es tan importante como la que debe
existir respecto a la inaplazable necesidad de establecer un plan de visitas,
las cuales deben plantearse con la mayor sensatez posible para que no caigan en el plano de lo irreal ni
sean una buena intención que difícilmente se cumple. Idear juntos momentos de
encuentro, fraccionará el tiempo y la separación será más llevadera.
Constancia y comunicación, claves que fortalecen el amor.
Tal y como sucede
con un árbol del que se esperan frutos, el amor debe ser alimentado y cuidado
para que crezca y se fortalezca. Cuando las parejas deciden o se ven forzadas a
largas separaciones, resulta vital el compromiso por mantener una comunicación
lo más rica y frecuente posible a través de la cual puedan compartir tiempos de
calidad, pese a las limitaciones. Esto es particularmente muy importante en el
caso de aquellas parejas que soportan esta dura prueba justamente cuando están
apenas comenzando su matrimonio, tal y como ocurre con los miembros de las
fuerzas armadas. Hoy, por fortuna, existen muchos recursos tecnológicos que
hacen más fácil esta comunicación. Ahora es posible oír y hasta ver a los seres
amados con relativa comodidad en cuanto a ubicación y duración. Quienes usan
las videoconferencias para hablar con sus cónyuges e hijos, debe reservar
intencionalmente un tiempo para hablar a solas con sus parejas, lo que implica
que en algún momento de la conversación
la familia que participa con entusiasmo del encuentro virtual debe respetar
este tiempo reservado y dar lugar a la privacidad de los esposos.
Oportunidades en medio del desierto
Teniendo claro que
es necesario propiciar espacios de encuentro, real y virtual, para mantener la
buena salud de la relación, es posible apreciar que sobre las circunstancias
del alejamiento pueden florecer con mayor intensidad el amor y otros sentimientos
relacionados con el apego conyugal y familiar. Mientras la separación tenga una
clara perspectiva razonable de finalización, la distancia es una buena
oportunidad para atribuirle un nuevo valor a todo lo bueno que hay en la
convivencia marital y familiar. Aspectos como el contacto físico se anhelan con
mucha intensidad y, canalizados de forma adecuada, estos distanciamientos
suelen impulsar el resurgimiento de algunas relaciones afectadas por la rutina.
Por otro lado, una relación a distancia requiere de voluntad y convicción
espiritual para soportar la ausencia y protegerse de las tentaciones. Por ello,
en tal coyuntura la necesidad de fortalecer la vida espiritual es evidente y la
estrategia de orar unánimes y compartir a lo lejos enseñanzas de la Palabra,
puede ser un gran aliciente para que la vida espiritual de la pareja llegue a
un nuevo nivel discernimiento y poder.
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