Uno de cada cinco científicos ateos permite que sus hijos
vayan a la iglesia
Un revelador estudio muestra una paradójica relación de
los científicos ateos con las iglesias, a donde permiten ir a sus hijos por
considerar que pueden ser relevantes para el rumbo de sus vidas.
Texto:
Al parecer tener o
no tener una convicción religiosa ya no es un asunto de blanco o negro. Un
porcentaje significativo de científicos ateos admiten una escala intermedia con
muchos grises, pues se declaran abiertos para permitir que sus familias, y en
especial sus hijos, entren en contacto con propuestas y opciones de vida
originadas en la religión. Esta es una de las conclusiones del estudio que hace
pocos días dio a conocer el Journal for the Scientific Study of Religion
(Diario del Estudio Científico de la Religión), publicación que ha destacado el
trabajo conjunto de investigadores adscritos a las Universidades de Rice (Nueva
York) y Buffalo.
A partir de una
encuesta representativa que tuvo la participación de 2.198 profesores,
vinculados a 21 instituciones consideradas de élite en materia de investigación
científica, el estudio permitió identificar tendencias sorprendentes en una
comunidad profesional usualmente caracterizada por el escepticismo.
La religión cuenta
Sin duda el más
sorprendente resultado de la investigación consiste en que uno de cada cinco
científicos encuestados asisten a servicios religiosos (muchos de ellos en
iglesias cristianas) en compañía de sus hijos, al menos una vez durante el
último año.
Aunque este hecho
parece una conducta contradictoria para quienes se han declarado ateos, lo
cierto es que las razones que exponen traen luz al respecto. Para algunos, sus
vínculos con iglesias y otras instituciones religiosas tienen que ver con
relaciones de tipo social y personal. Muchos de ellos tienen un cónyuge
creyente y han integrado a sus costumbres familiares la participación en
reuniones o servicios religiosos a los que han llegado a asistir.
Para buena parte de
los encuestados, participar en las celebraciones en las iglesias es una forma
de permitirles a sus hijos formar su criterio para que posteriormente tomen
decisiones autónomas sobre sus creencias. Aclaran que de manera directa y
personal ellos no los adoctrinan ni a favor ni en contra de la religión.
Cuestión de opciones
Para varios de los
entrevistados el permitir que sus hijos entren en contacto con manifestaciones
espirituales que quizás son contrarias a sus posturas personales, tiene que ver
con la posibilidad de que ellos tengan ante sí diferentes alternativas y
fuentes de conocimiento para decidir sobre qué base construirán su vida.
De hecho, como
también reveló el estudio, algunos profesionales han abierto mucho más el
espectro para sus hijos y les han permitido aproximarse de forma equitativa e
imparcial a religiones diversas como el islamismo y el budismo, además del
cristianismo.
Elaine Howard
Ecklund, socióloga de la Universidad de Rice que participó en el desarrollo del
estudio, concluye que un significativo porcentaje de ateos y escépticos estiman
importante la religión en la vida privada.
"Nuestro
estudio evidencia el estrecho vínculo que existe entre la religión y la familia
en la sociedad de los Estados Unidos", destacó la socióloga Howard
Ecklund.
Si bien muchos de
los científicos en cuestión tienen claras las razones de sus líneas actuales de
pensamiento, también son honestos al afirmar que el trasfondo religioso en el
que ellos fueron formados contribuyó de manera positiva y decidida a la
edificación de las personas que hoy son. Muchos de ellos tuvieron importantes
aportes formativos y educativos en su experiencia con diferentes denominaciones
cristianas que han intervenido de manera vigorosa en la educación de los
norteamericanos.
Desde esa
perspectiva y ante la falta de modelos y referentes que ejerzan una influencia
positiva sobre niños y jóvenes, muchos de ellos ven no sólo tolerable sino
conveniente que sus hijos tengan experiencias religiosas que arraiguen en ellos
valores y actitudes de vida; algo muy difícil de transmitir en entornos
escépticos que pueden ser hostiles y negativos pensando en la preparación para
un vida en sociedad.
La importancia y
trascendencia de una vida espiritual sigue siendo sólida en los Estados Unidos,
pues aunque la encuesta de mayo pasado realizada por la firma Gallup indica que
el 7% de los estadounidenses son ateos, un mes después, la misma revista
Journal for the Scientific Study of Religion dio a conocer otro sondeo en el
que 20% de los que se declaraban ateos afirmaban que seguían considerándose a
sí mismas personas espirituales.
Al contrastar todos
estos resultados es fácil ver sin mucho análisis no sólo la estrecha relación
familia-sociedad-religión ya manifestada por los gestores del estudio sino un
reconocimiento expreso de la importancia de la religión en el fundamento social
del país por parte de un segmento considerable de quienes se declaran
ateos.
Curiosamente,
podría decirse que "gracias a Dios" sus hijos cuentan con más
opciones para intentar ubicarse en el mundo y con más información para tratar
de entender cuál es el propósito de su vida.
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