El segundo estado más grande de la unión americana tiene
mucho qué mostrarle
La imagen del estado desértico en la que deambulan
pintorescos vaqueros con sombrero de ala ancha es apenas un fragmento del gran
y diverso cuadro que en realidad es Texas. A lo largo de sus seis regiones es
posible encontrar todo tipo de sorpresas naturales y condiciones climáticas que
les brindan a sus visitantes oportunidades únicas para sorprenderse.
El Álamo, escenario
de uno de los más insignes episodios de la historia de los Estados Unidos o el
Johnson Space Center, lugar famoso por orquestar innumerables misiones
espaciales, son apenas dos destacados atractivos turísticos de Texas, un estado
de frontera en el que confluyen la presencia anglosajona, las raíces indígenas
y la influencia hispana. La diversidad idiomática y cultural es consecuente con
la variedad natural del estado, cuyo desierto es apenas uno de sus escenarios
fascinantes.
El “Estado de la Estrella solitaria” brilla por sus
atractivos.
En el dialecto de los
indios Caddos Texas es la palabra que se usa para llamar a un amigo. El
significado es muy consecuente con el carácter amistoso y hospitalario de sus
moradores que en la mayor parte del territorio viven sin las típicas presiones
urbanas y con relativa calma. Con excepción de Dallas, Austin, Houston y San Antonio, que tienen desarrollos
urbanísticos superlativos, la población de Texas se encuentra distribuida en
pequeñas ciudades y condados que están comunicados entre sí por una bien
mantenida red de carreteras rectilíneas. Precisamente en auto, es fácil llegar
a la región costera del estado en donde abundan las playas doradas. Durante el
verano, las aguas del golfo de México ofrecen su calidez a los bañistas que
disfrutan de aguas azules y tranquilas. Sin embargo, al finalizar agosto, existe la posibilidad de que
alguno de los ciclones de la temporada se haga presente para ponerlo todo de
color gris huracanado. Houston, la
ciudad más poblada del estado, es el corazón de esta área y debe su gloria
pasada y presente a la explotación petrolera que ha sido crucial para definir
la identidad y la imagen de los texanos. Si luego de conocer el poderío
petrolero de la ciudad o de pasear por
el centro espacial de la Nasa, decide que es hora de encontrarse con el océano,
le recomendamos disfrutar de playas maravillosas en Galveston y en la Isla del
Padre. También hallará finas arenas en Corpus Christi pero con el atractivo
adicional que yace en Isla Mustang y que consiste en la posibilidad de avistar
gran cantidad de aves endémicas y migratorias. El sitio, de hecho, fue declarado
reservación federal por su importancia para las especies de aves que allí se
han establecido.
Del sol al verdor de Piney Woods
La región oriental
de Texas, que limita con Louisiana, es quizás el lugar que menos se parece a la
imagen estereotipada que mucha gente tiene respecto al estado. La intensidad
del desierto sede su paso ante la imponencia y el verdor de los pinos que
abundan de forma profusa en la región de Piney Woods. Allí corre agua a
raudales a través de tranquilos ríos, algunos de ellos tributarios de bonitos
lagos en los que es un deleite pescar. Más allá de los pinos encumbrados se
encuentra la región de Blackland Praires, una extensión de cinco millones de
hectáreas cubiertas de prados en donde es común ver multitudinarias reuniones
de ganado que pastan tranquilamente hasta que alguien con botas da la orden de
moverse.
Aventuras extremas en Hill Country
Aunque en el centro
de esta región se hace sentir la pujanza del área metropolitana que conforman
Dallas y Fort Worth, también es fácil adentrarse en territorio salvaje donde es
posible emprender aventuras de caza y pesca. El clima de esta región puede ser
otro ingrediente más que incita a la aventura porque mientras en invierno es
probable la visita varias tormentas de nieve, en el verano un calor sofocante
de 43 grados pone en perspectiva cualquier intento de caminata. Si usted no es
de quienes consulta primero el estado del tiempo, entonces va a disfrutar
cavernas, lagos y ríos donde se puede pasar un día fabuloso.
El encanto del desierto
Tierra de grandes
leyendas y continua fuente de inspiración para Hollywood, el desierto texano es
una imponente extensión de territorio que se clava entre las fronteras con
México y Nuevo México. Los cactus saltan a la vista por todos lados, pero
pronto pierden su protagonismo cuando aparecen en el horizonte del viajero las
montañas Davis. Entre nopales y caprichosas rocas que el viento ha esculpido en
la tierra caliza, es posible emprender inolvidables excursiones. De hecho, este
es el territorio del Parque Nacional de Big Bend, del cual comentamos algunos
detalles en un artículo de Almavisión al Día dedicada a los desiertos
norteamericanos. Allí las sucesiones interminables de planicies y cañones
conforman un paisaje que difícilmente tiene comparación con otro lugar de la
tierra.
Diversión en Familia
Al término de las
excursiones o luego de visitar los museos que no faltan en las ciudades del
estado, a veces la familia se antoja de ese entretenimiento simple pero
emocionante, que surge cuando se convoca a una tarde divertida y se alborota la
adrenalina. Para momentos así, fue hecho el parque Six Flags en la ciudad de
Arlington, un sitio donde las montañas rusas y muchas otras atracciones
mecánicas se encargan de darles a las familias momentos inolvidables y algunas
fotos espectaculares, si es que no salen movidas como resultado del vértigo que
producen ciertos aparatos.
Un día en San Antonio
El disfrute de un
viaje a Texas no está completo si no se reserva tiempo para pasear por San
Antonio, más precisamente por el Paseo del Río o por alguna de esas playas
apacibles por las que provoca caminar sin nada más bajo los pies que la blanda
arena. Si ha recargado energías con el paisaje y una buena comida, quizás esté
listo para hacer un recorrido más por ciudades fronterizas como El Paso, donde
podrá saborear esa interesante amalgama cultural, aderezada con la mezcla de
idiomas y la influencia mexicana.
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